Clasicazos Básicos, hoy: "Hermanos Carnales" Surfin´Bichos.

Hemos decidido darle espacio a esta obra magna del pop español. No hablaremos de Chuchos, Mercrominos, Travoltas ni Alfaros sino de un disco seminal con portada gayer que tiene canciones enormes y que pasó sin pena ni gloria por la historia del pop español.  Con creces lo mejor que ha salido de Albacete hasta que aparecieron Joaquín Reyes y compañía. Muchos hablan de él como un clásico pero prometemos que en su momento le sudaron la polla a todo el mundo.   

“Hermanos carnales” o Sobre por qué es siempre preferible pagar gastos de envío a ir a recoger personalmente un disco.

Compre el LP de Surfin’ Bichos “Hermanos carnales” en Ebay justo después de que llegara el aviso diario de seguimientos a mi bandeja de entrada, precioso momento de la jornada cuando urge abrir un paréntesis, actuar rápido y con sangre fría. Era un “¡Cómpralo ya!” y no lo dudé un instante. 36 euros. Sin embargo, una visita posterior a Popsike, herramienta valiosísima para todo vinilómano de recursos limitados, reveló que no era una ganga [ver aquí]. Además, los “¡Cómpralo ya!” no sacuden el cuerpo de endorfinas como las subastas, donde apostar en los últimos diez segundos y ganar produce una sensación que no he experimentado aún con ninguna droga. En fin, comprado estaba. Como el tipo que lo vendía estaba en Barcelona y como jode pagar los 6 euros de envío (España tiene unas de las tarifas de correos más caras del mundo y muy mala fama: algunos vendedores internacionales tiemblan cuando tienen que enviar algo a España sin registrar), le sugerí ir a recogerlo a su casa. Era en el barrio de Hostafrancs, y juraría que era la primera que vez lo pisaba, a excepción de un concierto en la sala Communiqué —en realidad un recital de poesía— de Lydia Lunch, hace ya mucho tiempo. El sitio era un antro, el tipo se dedicaba a vender por Ebay muñecos de Star Wars, piezas sueltas de aeromodelismo y cosas así… Al parecer, también vendía ocasionalmente lotes de discos que conseguía de radio-fórmulas venidas a menos o de coleccionistas que habían muerto o se habían arruinado. Entre montañas de piezas y muñecos con los que jugaba en mi infancia (Chewaka), ahora totalmente carentes de interés, tenía discos amontonados —uno encima de otro y no uno detrás de otro, lo que demostraba un desprecio imperdonable por los discos—, pilas de discos de entre los que extrajo el que había ganado. Como el tipo no sabía de qué iba esa portada algo gay y presuponiéndome homosexual, me dejó caer de muy malas maneras si yo era “de esos”. Como yo soy un yonqui de los discos, cosa de la que me enorgullezco, le dije que sí, sin entender la indirecta. Entonces, el tipo se fue a la habitación de al lado trayendo consigo una amplia gama de productos sexuales: “Popper, Viagra, Cialis, tengo de todo”, me dijo. Le agradecí amablemente el ofrecimiento y le dije que tenía prisa, por lo que no tuve ocasión de examinar los otros discos que ahí tenía que era, por otra parte, la razón principal que me había traído hasta allí. 

A su favor hay que decir que el disco estaba nuevo y que tiene algunas canciones grandiosas, memorables, “En otoño”, “Fuerte”, “Humo azul”… O las salmodias rituales de un psicópata antes de cometer un crimen.

Poco tiempo después, en una parada de la plaza de la Catedral que cada jueves se monta junto a antigüedades de todo tipo (los discos suelen proliferar en los mercadillos de bisutería y libros viejos), encontré una copia del LP de “Hermanos carnales” por 20 euros que compré con la intención de revender en Ebay. Lo puse a la venta en formato subasta confiando en sacar un pastón (para comprar discos)… Pero, inexplicablemente, nadie lo compró. Al rato de acabar la subasta, recibo un mensaje en la que un tipo me ofrecía 25 euros por el disco. Además, como era de Barcelona, proponía pasar a buscarlo por mi casa… Le dije que 30 euros y ya se lo enviaba yo. Con un freak por disco ya está bien.

Descárgalo aquí 
Discografía Surfin Bichos aquí 
Compra las reediciones aquí